viernes, 13 de marzo de 2009

Para perder el miedo a volar

El temor a morir en un accidente en avión es tan común como infundado. Y para desterrarlo, está a nuestra disposición la estadística y la precisión matemática. Si se realizara un estudio de probabilidades de riesgos en función de las causas de muerte más comunes de nuestro planeta, encontraríamos que riesgos muchos más comunes y que nos acechan a diario, sólo por ignorancia o por desinformación son minimizados, mientras alimentamos por ejemplo, un injustificado pánico a volar.

Hablando de pura estadística, resulta paradójico encontrar que un fumador asumiera al volar una situación de pánico, cuando por ejemplo, a causa del cigarrillo mueren tan sólo en los Estados Unidos unas 300.000 personas al año. Casi tan ilógico como apostar en la lotería en una situación de desesperación económica. Las matemáticas, siempre están para poner mesura con sus estadísticas que desmienten muchas ingenuidades..

Sin embargo, es más común temerle a un avión que al cigarrillo. Es cierto, resulta hasta morboso cuantificar un posible riesgo por el número de muertes ocasionadas en la estadística, es un modo crudo pero certero de entender y desmitificar nuestros prejuicios. Ya resulta curioso pensar que muchos más pilotos mueren en un accidente de tránsito terrestre que en un desperfecto o fallo aéreo.

Lo mismo sucede cuando muchos viajeros pretenden emprender un viaje a un país poco recomendable por sus situaciones de violencia vigentes o latentes. Lo cierto es que a veces, resultaría más probable estadísticamente morir atravesado por un rayo en una tormenta que ser asesinado en un acto terrorista en cualquier lugar del mundo.

Los razonamientos son válidos no para minimizar un riesgo, sino por el contrario, para encontrar un faro en medio de las tinieblas y las tormentas apocalípticas que muchas veces los medios terminan por exagerar, hasta hacer de un charco un océano que nos ahoga. Si analizáramos la estadística, encontraríamos por ejemplo que viajar en avión es más seguro que cruzar una calle en muchos países, incluso en países desarrollados. Y cruzar un paisaje de montaña en Irán, no es por defecto más riesgoso que practicar buceo en un atolón del Pacífico.

Siempre, en cada caso, debe primar la prudencia, y el no desoír las indicaciones y recomendaciones fiables y expertas. Lo mejor es pensar con pragmatismo y dejar a un lado los prejuicios. Que no sea por miedos infundados que nos perdamos de conocer algún lugar increíble que nadie dejaría en el tintero.


Fuente: Locura Viajes

No hay comentarios: