jueves, 5 de noviembre de 2009

Destino: Oslo, Noruega


Los paises nordicos comparten la fascinación por los parques, a los que sus habitantes acuden en masa cuando los primeros rayos de sol marcan el comienzo del final del larguísimo invierno. Varios de los parques más hermosos de Europa se encuentran en esta parte del continente: el Voldenpark de Amsterdam, el Rålamhovsparken de Estocolmo o el Faelledparken de Copenhague.
Entre todos ellos se destaca, por su originalidad y belleza, el Vigeland Park, el espacio verde más visitado de Noruega. Situado en Oslo, la capital del país, este parque tiene la particularidad de ser un enorme museo a cielo abierto dedicado a la obra de Gustav Vigeland, un artista noruego al que, en 1924, el ayuntamiento de su ciudad le encargó que diera vida a un paseo de esculturas de grandes dimensiones.
Con esa misión, a lo largo de casi dos décadas, Vigeland fue sumando piezas realizadas en bronce y granito, hasta alcanzar las 212 con las que el parque cuenta en la actualidad. El conjunto de obras se encuentra a pocos minutos de caminata desde el centro de Oslo, en el oeste de la ciudad, e integra un parque mayor, el Frognerparken, donde durante los meses cálidos tienen lugar recitales de música, obras de teatro y actuaciones de artistas callejeros.
Se trata de un espacio de 320.000 metros cuadrados que no solamente constituye uno de los grandes atractivos turísticos de la capital noruega, sino que también es un ícono estético y cultural de la ciudad, por lo que ha sido escenario de la trama de varias novelas y películas. Y se comprende: no es frecuente encontrarse con un ámbito de estas características, mayoritariamente poblado por esculturas.

Con un diseño paisajístico de aires franceses, el parque se articula a partir de un eje de 850 metros sobre el que van apareciendo los diferentes grupos de esculturas, que se organizan en cinco áreas sucesivas.La primera de estas áreas corresponde a los portones de entrada, un conjunto integrado por cinco grandes accesos y dos pequeñas puertas para peatones. Construidas en granito y hierro forjado, fueron diseñadas por Vigeland en 1926 y recién se concluyeron en 1942, gracias al aporte del banco central de Noruega.

Inmediatamente después de ingresar al parque aparece un puente de 100 metros de largo y 15 de ancho, ornamentado profusamente con figuras humanas que representan distintos aspectos de las relaciones humanas: entre padres e hijos, entre hombres y mujeres, el ser humano consigo mismo... Entre ellas, la más famosa de todas es la del Sinnataggen (el Niño Enojado), que se ha convertido en un símbolo de la ciudad y aparece habitualmente en postales y souvenirs, parecido a lo que ocurre con el Manneken Pis de Bruselas.
Tras atravesar el puente se llega al área de la fuente, un monumento de bronce que de alguna manera es el gran responsable de la creación del parque. Fue inaugurado en 1906 y tanto las autoridades como los habitantes de la ciudad quedaron impactados por su belleza. Fue gracias a la fuente que Vigeland se convirtió en el escultor favorito de Oslo y se pensó en que todo el parque estuviera dedicado a sus obras.

El área siguiente está dominada por "el monolito", un obelisco de granito de 14 metros de altura que representa el ciclo de la vida, ya que está rodeado por figuras humanas que dan cuenta de los momentos de la niñez, la juventud, la madurez y la vejez.

Una temática similar tiene el último monumento del parque, "La rueda de la vida", un conjunto realizado en 1934 que simboliza la ilusión de eternidad y que constituye una de las más conmovedoras fantasías plásticas de Gustav Vigeland.

Idioma: noruego
Moneda: corona noruega

1 comentario:

Pau dijo...

hacer este tipo de viajes debe ser algo inolvidable!! me encantaría comenzar a realizar viajes por el mundo y conocer los destinos más famosos, muy bueno el post, saludos.

Pau - Paquete Todo Incluido a Ixtapa.